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Amiga, quise escribirte con cordura,
Patentar mi amistad adornada por la
luna,
Enaltecer tus sin fin de ocurrencias;
Demostrar que la vida, también te
ayuda.
Decir que te quiero como a la más
amada,
Es por eso, que nuestra amistad es
admirada;
Una amistad que nace
paulatinamente,
Una amistad nidada en medio de la
nada.
Agradezco a Dios por iluminarme con
vos,
Donde las sonrisas lucen
imprescindibles,
Donde sales de quicio y regresas al
nido,
Donde los momentos nievan, de paz y
amor.
Amiga, eres como la luz al
oscurecer,
Eres la razón nublado que tiende a
beldar;
Eres alegría compuesta por
humildad,
Eres algo mágico, eres digno de
boatar.
Eres así, con metas pujantes que
cumplir,
Tan loable por batallar, acaparar y
espaldar,
Una sabio que vatinicia su
porvenir,
Una dama que aconseja mi destino a
seguir.
Y así, cada palabra se convierte en
paladar,
Con una personalidad aceptada por
el radar,
Con un léxico incólume de
inmoralidad,
Con un suspiro, embarcado a la
felicidad.
